Deducción

“El Panadero estaba trabajando en Palacio, rodeado de testigos, cuando el misterioso encapuchado pagaba un soborno al Portalero Tomás para cerrar la puerta de La Trapería y obligar así al carruaje real a tomar otro camino. No tiene lógica, además, que yendo a perpetrar por la tarde un robo de tal magnitud, se arriesgara por la mañana a ser cazado robando un miserable saco de harina. Por otra parte, si fuera el autor del delito, se habría ocupado de buscarse una coartada más sólida que la del buhonero ambulante”